Se te ha caído Jan 2018
colillas Llevan fatal que se las recordemos

 

Ocurrió hace unos meses. Yo creía que este tipo de comportamientos habían quedado sepultados en la Sima de los Huesos de Atapuerca. Pero al parecer todavía hay algunos homínidos que los mantienen, demostrando lo mucho que nos queda por recorrer como especie en el camino de la evolución.

Fue mientras mantenía una conversación con una persona junto a la acera, esperando para cruzar el semáforo. Vimos detenerse a un coche y en apenas un instante el conductor extrajo el brazo para vaciar el cenicero en la calzada. Lo hizo con total naturalidad, dando unos golpecitos en la puerta de modo vacilón: clac, clac, clac. Ahí queda eso. Era un hábito, no un gesto.

Luego nos lanzó una mirada desafiante a todos los que asistimos perplejos a su gesto: ¿Qué miráis? -parecía retarnos mientras cruzábamos- ¿Pasa algo? Y como era de esperar, apenas el semáforo de peatones empezó a parpadear, el tipo arrancó el coche rechinando las ruedas. Lo peor de esta historia es que es cierta, lo mejor es que es cada vez más insólita. 

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