Playa o cenicero Julio 2018
colillaplaya Y es que están hasta las narices de las colillas

 

El tipo está sentado sobre la toalla frente a la orilla del mar. Lleva un rato apurando el cigarrillo con esa mueca tan característica: los dedos en pinza, achinando los ojos. Lo miro porque me temo que lo va a hacer. Y finalmente lo hace: una última caladita y sin apenas desviar la mirada clava la colilla en la arena y la deja allí. Con toda la pachorra, como si fuera lo más natural del mundo, quedándose tan ancho

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